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lunes, 14 de marzo de 2016

DEDAL DE ORO DIARIO PALENTINO

Un 'Dedal de Oro' al trabajo de toda una vida

I. García (ical) / Salamanca - lunes, 14 de marzo de 2016
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La diseñadora salmantina Imelda Sánchez acaba de recibir el premio a su trayectoria profesional como mejor diseñadora de bolsos de lujo

No me gustaba lo que hacía; así que me puse manos a la obra y creé una empresa junto con un compañero para sacar adelante una colección de bolsos. Queríamos ponerla en marcha sin intermediarios y compramos hasta las máquinas para poder hacerlo todo nosotros mismos». Quien de este modo, con nostalgia, recuerda sus inicios es la diseñadora salmantina Imelda Sánchez, que hace unos días recibió el premio Dedal de Oro a su trayectoria profesional como mejor diseñadora de bolsos y complementos de piel de lujo. Un galardón diseñado por los reconocidos Victorio y Lucchino que se otorga anualmente a los personajes más destacados del mundo de la moda. «Este premio me hacía mucha ilusión, ya que se puede decir que no he sido profeta en mi país hasta ahora y eso que he recibido premios fuera de España», explica una emocionada Sánchez.
El sueño de esta incansable diseñadora comenzó hace ya casi tres décadas, cuando en el año 1987 decidió dejar su puesto de funcionaria y dedicarse a lo que de verdad le apasionaba: el mundo de los bolsos y la moda. Su primera línea fue «rompedora». Se trataba de una apuesta joven, vanguardista y realizada con pieles ecológicas, que por entonces no se encontraban fácilmente. Después del lanzamiento en octubre de ese mismo año, dos grandes almacenes se hicieron eco de estos diseños y no dudaron en ponerlos a la venta en sus escaparates. Era el principio de una lucha constante por la superación.
«En este mundo los que tienen creatividad son los que suelen sobrevivir. En Salamanca había unas 41 empresas dedicadas a este negocio y actualmente no hay ninguna», sostiene Imelda. Y es que, la crisis empezó en el sector en el año 97 con la apertura del mercado internacional y la venta de productos chinos a precios muy bajos. «Fue un momento duro pero cuando se pasa por estos baches hay que intentar buscar una solución. La mía fue irme al extranjero y en el año 2000 volé rumbo a Nueva York para intentar vender mis diseños», explica. La aventura tuvo tanto éxito que sus bolsos se vendieron en la famosa Quinta y Séptima Avenida de la cosmopolita ciudad. 
No obstante, no fue la única conquista ya que desde entonces está presente en grandes ferias internacionales como Londres, Alemania o Milán donde, la segunda vez que participó, obtuvo un premio por su calidad y diseño, o París, en la que se le reconoció en una de sus participaciones como mejor colección

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